¿Qué es la ginecoestética regenerativa y funcional?
La mujer del siglo XXI ha experimentado un gran cambio, con respecto a épocas anteriores, en los ámbitos intelectuales, sociales y culturales, prestando una mayor atención a su aspecto físico y sobre todo a su entorno emocional y sexual.
Tanto las consultas ginecológicas habituales como las específicas de estética han dado origen a una subespecialidad de la ginecología: la ginecoestética regenerativa funcional, que contempla de forma multidisciplinar la dermatología, la cirugía estética, la medicina estética y la psicología.
¿Puede mejorar la sequedad de la mucosa vaginal secundaria en el tratamiento del cáncer?
En los últimos años se ha visto que la aplicación de energía en las paredes vaginales de manera controlada crea una estimulación de nuevos vasos sanguíneos, la proliferación de glucógeno y la formación de colágeno. Esto produce un aumento de la hidratación y lubricación natural, así como del tono basal, mejorando la incontinencia de orina y la hiperlaxitud vaginal al mejorar también las condiciones biomecánicas de la mucosa vaginal.
La palabra ‘láser’ es un acrónimo del inglés (luz amplificada por la emisión estimulada de radiación), cuya fuente de energía inicial es la luz, con unas características especiales.
Cuando la energía del láser actúa sobre un tejido, esta se distribuye en él según las características ópticas de ese tejido: como el coeficiente de absorción, el índice de refracción y el coeficiente de dispersión. Una parte de esta energía se absorbe como energía térmica, lo que convierte al láser en una fuente de calor. Los efectos de esta energía sobre el tejido dependerán de las propiedades térmicas de ese tejido, pero lo que siempre va a producir es la formación de nuevo colágeno.
¿Qué tipos de láseres se utilizan?
Existen en el mercado diferentes tipos de láseres (CO2, Erbio-YAG, neodimio, diodo, etc.) que actúan sobre diversos compuestos como el agua o los vasos sanguíneos, y todos ellos pueden emplearse como técnicas no quirúrgicas para el rejuvenecimiento de la piel en la medicina estética y en la ginecología, para solucionar problemas derivados del síndrome genitourinario de la menopausia y el síndrome de laxitud vaginal, además del tratamiento de cicatrices.
La menopausia se diagnostica retrospectivamente después de que la mujer presenta 12 meses consecutivos de amenorrea no explicable por causas patológicas. En esta etapa la mujer experimenta una gran variedad de síntomas y condiciones relacionados con los cambios en los niveles hormonales y con el propio envejecimiento denominado ‘síndrome genitourinario de la menopausia’. Los síntomas genitourinarios principales de este síndrome son la pérdida de la elasticidad vaginal, la sequedad, la falta de lubricación, la irritación o la dispareunia (dolor con las relaciones sexuales), entre otros. Debido a estos cambios, que suelen iniciarse en la perimenopausia y se presentan gradualmente, las relaciones sexuales pueden volverse incómodas, molestas o incluso dolorosas para algunas mujeres. Destaca, por su alta prevalencia, la atrofia vulvovaginal, una alteración crónica y evolutiva que aparece como consecuencia del descenso de estrógenos que también puede aparecer a consecuencia de tratamientos quimioterápicos o radioterápicos. Toda esta serie de síntomas vaginales y del tracto urinario pueden tener una gran afectación de la esfera sexual, donde todas las técnicas basadas en el uso de la energía como el láser pueden ser usadas con grandes mejoras en la sintomatología.
¿Cómo podemos tratar el síndrome genitourinario de la menopausia?
En el tratamiento de la atrofia o síndrome genitourinario de la menopausia disponemos de diversas estrategias: el uso de lubricantes durante la actividad sexual o hidratantes vaginales, la terapia local estrogénica, con prasterona o terapia hormonal sistémica, y los SERMS (moduladores selectivos de los receptores estrogénicos). La terapia ideal, en todo caso, es la que resuelva los síntomas, no interfiera en la vida sexual y sea cómoda para la mujer. Y aquí ocupa un excelente lugar el láser vaginal, ya que mejora la función y la satisfacción sexual, y, sobre todo, los síntomas de la atrofia vulvovaginal.
El láser vaginal es un tratamiento rápido, de aplicación en consultorio, con una duración de 20 minutos por sesión y prácticamente indoloro, aunque en algunos casos se puede aplicar una crema anestésica externa para completar el tratamiento en la vulva. Es recomendable efectuar unas 3 sesiones de láser con un intervalo de 4 a 5 semanas, para dar tiempo a la neoformación de colágeno y obtener óptimos resultados. Además, se puede realizar una sesión de recuerdo al año o cuando vuelva a aparecer la sintomatología. Dado que es una terapia sin estrógenos, no presenta contraindicaciones, salvo tener una enfermedad del colágeno (que son muy infrecuentes), y en manos expertas no presenta efectos adversos.
¿Está indicado el uso del láser vaginal en pacientes con cáncer de mama?
En el cáncer de mama femenino (el tipo de cáncer más frecuente en la mujer) y, sobre todo, en tratamientos con quimioterapia, pueden aparecer muy frecuentemente la sequedad vaginal y la atrofia, además de una disminución de la libido tanto en mujeres jóvenes como en menopáusicas. Es deber de los profesionales sanitarios reconocer esta sintomatología y tratarla en todas sus formas con el uso de hidratantes y lubricantes adecuados. Aunque el tratamiento con estrógeno tópico es eficaz para aliviar los síntomas, en algunos tipos de cáncer la mujer es especialmente reticente a utilizarlo, ya que teme efectuar un tratamiento hormonal local, y en el caso de tratarse con hidratantes vaginales no siempre consiguen aliviar los síntomas. Por eso el láser vaginal es una excelente alternativa a la terapia local estrogénica, que cuenta con una amplia información y estudios científicos de su empleo en la atrofia, incontinencia urinaria y especialmente en el cáncer de mama.